En memoria del Biutz
La compañía francesa ‘Rouge Eléa’ y la productora audiovisual vasca ‘Zazpiterdi’, especializada en documentales, vídeos para asociaciones, cortometrajes y videoarte lleva más de un año poniendo en escena a ambos lados de los Pirineos un espectáculo que “habla del tránsito, del ir y venir de personas y mercancías”. Su nombre, ‘Biutz’, en referencia obvia al paso para porteadores transfronterizos que tiene las horas contadas en el perímetro de la ciudad autónoma.
“La idea del espectáculo surge”, explica David Aguilar, de ‘Zazpiterdi’, “con un ánimo de explorar el concepto que teníamos de frontera, de fronteras personales, físicas y artísticas”.
Esa inquietud fue la que trajo al equipo a conocer la valla que separa Ceuta de Marruecos y “su presencia imponente”. “Queríamos experimentar el viaje, cruzar el Estrecho, sentir la extraña vergüenza de poderlo hacer cómodamente sólo por tener un papel”, recuerda.
Según Aguilar, el grupo de artistas desembarcó en esta orilla del Estrecho “con la idea de preguntar, de recoger audios, de grabar imágenes”. Todo ese material, “todos esos sonidos y personajes filmados” aparecen en el escenario proyectados en los fardos que llenan el escenario.
“Nos han acompañado en escena todo este tiempo y han hablado al público”, asegura Aguilar, “de distintos lugares”. Son testigos semi-mudos de la frontera de Ceuta, “de la que nos impresionó, por supuesto, sus dimensiones, su presencia y todo el control militar y policial a su alrededor”.
A juicio de Aguilar, “quizá lo más impactante fue nuestra estancia en Beliones, ese pueblito pegado a Ceuta al que hace no mucho, si ibas hasta el final de la ciudad autónoma pegado al mar, podías acceder caminando pero al que ahora la valla separa y tienes que rodear las montañas para llegar allí”.
“Pasamos unos días allí, conocimos a los militares de los puestos de control, a un pescador llamado Ahmed que, sacando la belleza de las cosas”, ejemplifica, “nos contó que, aunque ahora la relación con Ceuta se ha cortado por la valla, al menos la luz de los focos de la frontera atrae a los peces”.
En el Tarajal, en el Biutz, lo que más impactó al equipo de ‘Zazpiterdi’ fue “la pesada carga que arrastran las mujeres, su cadencia, su ir y venir por la carretera…”. “Ellas también aparecen en el espectáculo proyectadas sobre un fardo como un pequeño homenaje a su trabajo”, añade.“Lenguaje simbólico”
“Conocimos ese lugar, vimos a las mujeres pasadoras cargadas de fardos y las acompañamos en su viaje desde Ceuta hasta el lado marroquí y toda esa experiencia se ha traducido”, termina Aguilar en declaraciones a este periódico, “en una obra se mueve siempre en un lenguaje simbólico, sugiriendo distintas realidades mediante la mezcla artística con la que volvimos cargados de emociones, imágenes y sonidos en la cabeza, pues decidimos poner el título de Biutz y diseñar toda la escenografía del espectáculo con fardos similares a los de las mujeres”.
El espectáculo, dirigido a todos los públicos, tiene una duración de sesenta minutos que se desarrollan sobre un escenario de 56 metros cuadrados mezclando circo, música y vídeo.“Queremos estrenar el espectáculo en Ceuta y en el lado marroquí”Según David Aguilar, de la productora guipuzcoana ‘Zazpiterdi’, “estrenar el espectáculo ‘Biutz’ en Ceuta y cruzar al lado marroquí y ofrecerlo allí es una idea que tenemos desde que comenzamos con el proyecto”. “Nos encantaría”, asegura, “que se diera la ocasión pero por el momento nadie se ha interesado y obviamente no nos han invitado todavía pero para nosotros sería muy especial y creo que también agradaría a la gente de allí, aunque solamente sea por cercanía con su realidad cotidiana”. ‘Biutz’ es “un montaje multidisciplinar”, en el que tienen cabida “el circo, la música y el vídeo” y en el que se van entremezclando tres personajes principales que van interactuando con sus respectivas especialidades. Como telón de fondo, “una reflexión sobre lo absurdo del aislamiento y la rebelión perfecta”.
“La idea del espectáculo surge”, explica David Aguilar, de ‘Zazpiterdi’, “con un ánimo de explorar el concepto que teníamos de frontera, de fronteras personales, físicas y artísticas”.
Esa inquietud fue la que trajo al equipo a conocer la valla que separa Ceuta de Marruecos y “su presencia imponente”. “Queríamos experimentar el viaje, cruzar el Estrecho, sentir la extraña vergüenza de poderlo hacer cómodamente sólo por tener un papel”, recuerda.
Según Aguilar, el grupo de artistas desembarcó en esta orilla del Estrecho “con la idea de preguntar, de recoger audios, de grabar imágenes”. Todo ese material, “todos esos sonidos y personajes filmados” aparecen en el escenario proyectados en los fardos que llenan el escenario.
“Nos han acompañado en escena todo este tiempo y han hablado al público”, asegura Aguilar, “de distintos lugares”. Son testigos semi-mudos de la frontera de Ceuta, “de la que nos impresionó, por supuesto, sus dimensiones, su presencia y todo el control militar y policial a su alrededor”.
A juicio de Aguilar, “quizá lo más impactante fue nuestra estancia en Beliones, ese pueblito pegado a Ceuta al que hace no mucho, si ibas hasta el final de la ciudad autónoma pegado al mar, podías acceder caminando pero al que ahora la valla separa y tienes que rodear las montañas para llegar allí”.
“Pasamos unos días allí, conocimos a los militares de los puestos de control, a un pescador llamado Ahmed que, sacando la belleza de las cosas”, ejemplifica, “nos contó que, aunque ahora la relación con Ceuta se ha cortado por la valla, al menos la luz de los focos de la frontera atrae a los peces”.
En el Tarajal, en el Biutz, lo que más impactó al equipo de ‘Zazpiterdi’ fue “la pesada carga que arrastran las mujeres, su cadencia, su ir y venir por la carretera…”. “Ellas también aparecen en el espectáculo proyectadas sobre un fardo como un pequeño homenaje a su trabajo”, añade.“Lenguaje simbólico”
“Conocimos ese lugar, vimos a las mujeres pasadoras cargadas de fardos y las acompañamos en su viaje desde Ceuta hasta el lado marroquí y toda esa experiencia se ha traducido”, termina Aguilar en declaraciones a este periódico, “en una obra se mueve siempre en un lenguaje simbólico, sugiriendo distintas realidades mediante la mezcla artística con la que volvimos cargados de emociones, imágenes y sonidos en la cabeza, pues decidimos poner el título de Biutz y diseñar toda la escenografía del espectáculo con fardos similares a los de las mujeres”.
El espectáculo, dirigido a todos los públicos, tiene una duración de sesenta minutos que se desarrollan sobre un escenario de 56 metros cuadrados mezclando circo, música y vídeo.“Queremos estrenar el espectáculo en Ceuta y en el lado marroquí”Según David Aguilar, de la productora guipuzcoana ‘Zazpiterdi’, “estrenar el espectáculo ‘Biutz’ en Ceuta y cruzar al lado marroquí y ofrecerlo allí es una idea que tenemos desde que comenzamos con el proyecto”. “Nos encantaría”, asegura, “que se diera la ocasión pero por el momento nadie se ha interesado y obviamente no nos han invitado todavía pero para nosotros sería muy especial y creo que también agradaría a la gente de allí, aunque solamente sea por cercanía con su realidad cotidiana”. ‘Biutz’ es “un montaje multidisciplinar”, en el que tienen cabida “el circo, la música y el vídeo” y en el que se van entremezclando tres personajes principales que van interactuando con sus respectivas especialidades. Como telón de fondo, “una reflexión sobre lo absurdo del aislamiento y la rebelión perfecta”.
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